martes, 25 de octubre de 2011

El obispo tiene la razón

“Casi perdíamos ayer, pero una llamada del Papa, no sé a quién, no me pregunten, cambió todo”. Éstas fueron las palabras del obispo de Mexicali, José Isidro Guerrero Macías, ante la ley antiabortista aprobada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) el pasado jueves 29 de septiembre, la cual penaliza el aborto en el estado de Baja California.

Esta declaración fue desmentida tanto por el vocero papal, desde el Vaticano, como por Jorge Camargo, vocero de la SCJN. Sin embargo a pesar de que la llamada jamás se hubiera efectuado, como aseguran estos dos últimos personajes, es cierto que el Papa intervino en la toma de esta decisión, pues esta figura, en tanto máximo representante de la comunidad católica mundial, tomó parte en el asunto con el peso ideológico, conservador y digno del oscurantismo que promueve su religión, y que, tristemente, suele servir como base de las decisiones tomadas por cierta clase política de nuestro país. Esto lo podemos notar, principal más no únicamente, en que los que propusieron esta ley o las de otro tipo (como la oposición a los matrimonios entre personas del mismo sexo, o asuntos tan ridículos como la prohibición del uso de minifaldas y de besos en áreas públicas) son actores ligados directamente a este tipo de ideología conservadora que promueve el catolicismo, siendo el PAN el principal partido político que sigue este tipo de pensamiento.

Es por estas razones que nuestro querido amigo el obispo José Isidro Guerrero Macías, tiene toda la razón cuando dice: “el Papa participó, el gobernador participó, los gobiernos participaron, y el Presidente de la República participó”. El estado laico ha cedido su lugar a uno donde la religión y la política no se distinguen con claridad, y siendo esto así ¿qué otra ley vendrá en camino?

lunes, 29 de agosto de 2011

Sombra Nocturna

Cuento publicado originalmente en el fanzine universitario "El Ignorante"

“Imagina la noche interminable,
es como despertar sin abrir los ojos.”

La luz de la luna era agobiante; su pálido destello blanco iluminaba tímidamente el sendero que mis pies seguían. Un paso, luego otro, sin parar. ¿Mi deseo? Llegar al final de la noche para poder así, acabar por fin con esta tímida palidez que toca todo lo que mi visión abarca; me atormenta, me disgusta, me abruma.

Desconozco qué hay más allá de la luz lunar y, en cierto modo, me aterra, pero mis pies no paran. Yo los sigo, creo que eso es lo que significa ser un verdadero “caminante”, dar pasos sin saber a dónde e, incluso, sin saber por qué darlos. Es el deseo el que me mueve, el miedo no lo limita, ni mucho menos lo hace reflexionar.

Doy otro paso y mi corazón se acelera, veo árboles sin hojas, sólo ramas oscuras que se mecen con el viento, ese viento que me golpea, que no sigue mi dirección, sino la opuesta a mí. ¿Será que él ya ha descubierto qué hay adelante? O ¿le ocasiona tanto miedo que no se atreve a averiguarlo? Como sea yo ya no puedo parar, sólo camino; un paso y luego otro.

Creo estar cuerdo, al menos en este momento siento estarlo, sin embargo cómo podría saberlo pues, es claro que, en tanto que estoy solo, yo mismo soy el parámetro que establece lo que es la cordura y lo que es la locura, lo que es lo bueno lo que es lo malo. En ese sentido puedo estar inventando mi cordura, también mi bondad y, tal vez, sea muy diferente a la de los demás. Pero ¿qué no acaso todos inventan sus valoraciones? Toda sociedad en cualquier momento histórico lo hace.

Camino y la noche sigue aquí. Levanto la mirada y parece un manto infinito de oscuridad; es como un sueño eterno lleno de apariencias borrosas; es lo único que mi mirada puede ver, la claridad no existe.

Qué busco, a dónde voy, no sé nada de este camino, no sé nada de a dónde me lleva, acaso ¿vale la pena buscar algo que se desconoce? Es más ¿busco algo? No lo sé, aún así no paro, mis pasos siguen, cada vez con más desesperación, con más ansias. Ya no caminan, ahora corren, “gritan”, “sollozan”. Buscan con urgencia lo desconocido ¿Será la vida? ¿Será la libertad? ¿Será la muerte? No lo sé y no me importa, sólo deseo llegar al final de la noche, al umbral de la claridad.
Un paso y luego otro…

viernes, 26 de agosto de 2011

Homofobia a la "antigüita"

Artículo publicado originalmente en el fanzine universitario "El Ignorante"

Todo “argumento” que intente refutar los matrimonios entre personas del mismo sexo, parece proceder de un tradicionalismo extremo y de un marcado temor al cambio. Asimismo, desde mi punto de vista, estas argumentaciones están cargadas de connotaciones homofóbicas. Y es que me pregunto: ¿es posible argumentar razonablemente, sin caer en tendencias homofóbicas, contra los matrimonios de personas del mismo sexo?

Retomemos un momento las reformas al código civil realizadas para avalar el matrimonio gay en el Distrito Federal: en el artículo 146, se modificó: “el matrimonio es la unión libre entre un hombre y una mujer”, por: “la unión libre de dos personas” y al artículo 391, con respecto a la adopción afirma que: “podrán disfrutar también las parejas del mismo sexo”.

Ante esta situación se levantó una gran polémica y se llevó a cabo una movilización política (principalmente efectuada por el Partido Acción Nacional y por algunas instituciones religiosas) para detener dicha reforma y mostrar su más rotundo rechazo ante ésta. Las argumentaciones realizadas por estos grupos se enfocaban en cosas como: la desnaturalización del concepto de matrimonio, la ausencia de bases biológicas que lo sustenten, el desinterés de los homosexuales por contraer matrimonio, entre otra clase de sentencias y afirmaciones poco sólidas e irrazonables, eso sin mencionar las barbaridades que se han escuchado al respecto como: “Si homosexuales adoptan violarían a los niños” del diputado del PRI Cristian Vargas, o lo que el gobernador del estado de Jalisco declaró: “los matrimonios homosexuales me dan asquito"

Estos pseudoargumentos y desafortunadas declaraciones nos muestran que lo que se busca no es, como se argumentaba, mostrar la ilegitimidad de las reformas para avalar el matrimonio entre personas del mismo sexo, sino que, tienen como único fin aferrarse a una idea tradicionalista y conservadora que sólo nos enseña los dientes sucios de la homofobia que padece una parte de la clase política mexicana. Lo que intentan es defender a capa y espada su moralidad tradicionalista, su conservadurismo hecho a la “antigüita” y sus normas fundadas en el miedo a lo diferente y en el rechazo a lo desconocido. A ellos podemos llamarlos ignorantes, pero no en el sentido que lo somos nosotros. Ellos viven en el tabú y lo rechazan, mientras que nosotros lo confrontamos y descubrimos que la divergencia es enriquecedora para nuestra persona, esa es la diferencia entre su ignorancia y la nuestra.





Soledad

He leído en un blog un texto escrito por Efraín Bartolomé, poeta y psicoterapeuta mexicano, (http://munozoliveira.blogspot.com/2011/08/de-verdad-estamos-tan-solos.html por sí quieren checarlo) el cual relata un hecho sucedido a él y a su esposa, la arqueóloga Guadalupe Belmontes de Bartolomé, la madrugada del día 11 de Agosto del 2011.

En dicho texto Bartolomé narra el violento allanamiento que sufrieron, estando en su casa, por parte de presuntos uniformados de la PFP. En un resumen de los hechos, los Federales entraron por la fuerza a su morada ubicada en la calle Conkal en el D. F., a punta de sus armas de alto poder y los aprisionaron en el baño. Guadalupe, un momento antes de que entraran a su casa, logró comunicarse con la policía y pedir auxilio, al percatarse los Federales de esto le quitaron el teléfono, pero ella ya había efectuado la llamada y le habían dicho que enviarían una unidad (la cual nunca llegó). Los agentes de la PFP, con gritos e insultos, interrogaron a la pareja, ellos respondían con algo de temor e incertidumbre. A cada respuesta dada los Federales les pedían que esperaran mientras verificaban que la información fuera verídica; el desconcierto que esos momentos de espera generaban eran abrumadores pues lo único que podían escuchar era cómo los presuntos agentes abrían cajones movían muebles, rompían puertas y aventaban objetos. Después de una larga espera, escucharon vehículos arrancar e irse del lugar, Los Federales se habían ido.

Aún con temor, poco a poco, se fueron incorporando. Salieron del baño y se percataron de que ya no había nadie. Su casa era un caos: vidrios en el suelo, cosas revueltas, puertas rotas, su cámara fotográfica, la memoria de la computadora y un preciado reloj de Bartolomé no estaban, se los habían llevado.

Y todo esto generado por qué, ellos son sólo una pareja con gustos por la cultura, la escritura, la investigación. Ante una situación así debemos preguntarnos, quién ordena estos operativos, por qué el allanamiento a casas de personas inocentes. En el mismo texto Bartolomé se cuestiona: ¿Sabe Calderón que esto pasa en las casas de la ciudad? ¿Lo sabe Marcelo? ¿Son Genaro García Luna o Maricela Morales los que ordenan estos operativos?

La reflexión que genera leer estas líneas va encaminada a darse cuenta de la soledad que padece la sociedad civil en México. Somos los desprotegidos, los desamparados, los que mueren día a día. El estado sólo ha demostrado su incapacidad para generar lo mínimo que la gente exige: seguridad y tranquilidad.

En este país tristemente te atacan por todos lados, los que deben proteger, irrumpen y destrozan casas de gente inocente, violan derechos humanos, matan "por accidente" a quien nada debe.
Es por este motivo que nos quedamos en medio de la balacera siendo, para algunos, bajas necesarias para terminar con la delincuencia, son estas muertes las muertes que simbolizan el medio para llegar a la paz deberíamos sentirnos ¿orgullosos de eso?

Cono/Siendo

Sostengo en mi mano el anhelo divino,
sólo para no temer de mi finitud.
Busco en lugares lejanos mi salvación
y pienso, no merecer. Pienso, siempre fallar.
Respiro lento hacia el último respiro,
perdiendo mi ser por encontrar el tuyo,
sin darme cuenta que las flores,
me conocen mejor que tú.