lunes, 29 de agosto de 2011

Sombra Nocturna

Cuento publicado originalmente en el fanzine universitario "El Ignorante"

“Imagina la noche interminable,
es como despertar sin abrir los ojos.”

La luz de la luna era agobiante; su pálido destello blanco iluminaba tímidamente el sendero que mis pies seguían. Un paso, luego otro, sin parar. ¿Mi deseo? Llegar al final de la noche para poder así, acabar por fin con esta tímida palidez que toca todo lo que mi visión abarca; me atormenta, me disgusta, me abruma.

Desconozco qué hay más allá de la luz lunar y, en cierto modo, me aterra, pero mis pies no paran. Yo los sigo, creo que eso es lo que significa ser un verdadero “caminante”, dar pasos sin saber a dónde e, incluso, sin saber por qué darlos. Es el deseo el que me mueve, el miedo no lo limita, ni mucho menos lo hace reflexionar.

Doy otro paso y mi corazón se acelera, veo árboles sin hojas, sólo ramas oscuras que se mecen con el viento, ese viento que me golpea, que no sigue mi dirección, sino la opuesta a mí. ¿Será que él ya ha descubierto qué hay adelante? O ¿le ocasiona tanto miedo que no se atreve a averiguarlo? Como sea yo ya no puedo parar, sólo camino; un paso y luego otro.

Creo estar cuerdo, al menos en este momento siento estarlo, sin embargo cómo podría saberlo pues, es claro que, en tanto que estoy solo, yo mismo soy el parámetro que establece lo que es la cordura y lo que es la locura, lo que es lo bueno lo que es lo malo. En ese sentido puedo estar inventando mi cordura, también mi bondad y, tal vez, sea muy diferente a la de los demás. Pero ¿qué no acaso todos inventan sus valoraciones? Toda sociedad en cualquier momento histórico lo hace.

Camino y la noche sigue aquí. Levanto la mirada y parece un manto infinito de oscuridad; es como un sueño eterno lleno de apariencias borrosas; es lo único que mi mirada puede ver, la claridad no existe.

Qué busco, a dónde voy, no sé nada de este camino, no sé nada de a dónde me lleva, acaso ¿vale la pena buscar algo que se desconoce? Es más ¿busco algo? No lo sé, aún así no paro, mis pasos siguen, cada vez con más desesperación, con más ansias. Ya no caminan, ahora corren, “gritan”, “sollozan”. Buscan con urgencia lo desconocido ¿Será la vida? ¿Será la libertad? ¿Será la muerte? No lo sé y no me importa, sólo deseo llegar al final de la noche, al umbral de la claridad.
Un paso y luego otro…

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